Blog de Carlos J. García

Los sentimientos de distancia interpersonal

Un factor importante a tener en cuenta en las relaciones personales es la intuición de la proximidad, o la distancia, que hay entre quienes interaccionan o están en una relación.

Hay sentimientos y formas de trato, muy próximos, otros muy distantes, y una gran variedad de formas intermedias. ¿En qué consiste ese tipo de distancia?

En orden a analizar la producción de tales sentimientos, expondré algunos de los componentes que más significado parecen tener.

Empezando por la producción de los sentimientos de proximidad, tenemos:

  1. Conocerse de toda la vida.
  2. Tener relaciones comunes.
  3. Tener muchos componentes en común (cultura, estudios, ideología, principios, idioma).
  4. Haber compartido muchas experiencias.
  5. Confiar en el otro y darle confianza al otro.
  6. Un seguimiento de la vida sin interrupciones.
  7. No haber cambiado excesivamente los modos de ser desde el inicio de la relación.
  8. Comunicarse pudiendo dar muchas cosas por supuesto.
  9. Prever una relación estable y con futuro.
  10. Hablar en términos familiares o coloquiales, no mediante usos sociales.
  11. Tocarse físicamente como algo natural.
  12. Tener actitudes de afecto o de amor recíproco.
  13. Significados exclusivos de cosas o ideas que nadie más conoce.
  14. Conocimiento recíproco de datos íntimos.
  15. Tener costumbres comunes y más si se han generado en común.
  16. Tener intuiciones de familiaridad…

En cuanto a la producción de los sentimientos de lejanía, podemos citar los siguientes componentes:

  1. No conocer al otro de nada, o solo recientemente.
  2. No tener ninguna relación en común.
  3. No tener creencias en común o tenerlas opuestas.
  4. No tener ninguna experiencia en común.
  5. No confiar, ni recibir confianza.
  6. Haber experimentado rupturas temporales de la relación.
  7. Haber experimentado cambios personales divergentes.
  8. No poder dar nada por supuesto en la comunicación.
  9. Prever una interacción breve y sin futuro
  10. Relacionarse mediante el empleo de usos sociales.
  11. No tocarse, salvo para un saludo o algún otro uso social.
  12. Carecer de actitudes de afecto o tenerlas de desafecto.
  13. Solo se comparten significados comunes o universales.
  14. Carencia de conocimiento del otro en la intimidad.
  15. Carecer de costumbres comunes.
  16. Intuiciones de extrañeza…

Ahora bien, las formas de trato que se pueden llegar a efectuar en las interacciones personales, pueden no ser simétricas. Es decir, alguien puede darnos un trato muy distante y nosotros, por el contrario, dárselo más próximo, o viceversa.

De hecho, en algunas de las nuevas relaciones, parece necesario experimentar una especie de tanteo hasta que se ajusta la distancia inicial, desde la que se empiece a hablar desde una suerte de equidistancia, asumida por los participantes.

Además, en dichos prolegómenos, en ocasiones una de las dos partes, impone a la otra la distancia a la que quiere tener a la otra persona, siendo esta la que cede al trato recibido y tratando de acomodarse a la distancia dispuesta por la otra.

No obstante, como en otros muchos componentes de las relaciones, pueden darse distancias verdaderas y distancias falsas, de forma que el trato que una, o las dos partes instauran, sea exactamente el que corresponda a los sentimientos que experimentan, o, por el contrario, sientan otros, incongruentes con el trato aparente que se dispensan.

Este ámbito de las distancias interpersonales, puede resultar de gran interés para el análisis de bastantes anomalías que se pueden llegar a experimentar en diversas relaciones.

Dentro de este concepto, podemos encontrarnos con ciertas formas de violencia soterrada en las que, una de las partes, opera con una apariencia de proximidad extrema, como si se verificaran todos los componentes que producen dicho sentimiento, cuando lo cierto, es que se dan pocos o ninguno de ellos.

Dicho formato de trato se da con frecuencia en las operaciones de seducción que una de las dos partes pone en marcha para cazar a la otra.

Esa apariencia de proximidad, siendo falsa, puede causar el efecto de asentimiento en la otra parte, por cuanto, esta puede evaluar que, conservar las distancias que ella siente, viene a ser una actitud defensiva u hostil, que la otra persona no merece, habida cuenta de su supuesta proximidad.

Ahora bien, desde una proximidad artificial, a la que se responda con una proximidad forzada aunque intencionalmente verdadera, pueden llegar a producirse, efectos indeseables, como, por ejemplo, una apertura comunicacional mucho mayor de la que correspondería en dicha interacción.

En tales casos, la persona que está siendo sometida a esa forma de seducción, puede hacer, o decir, cosas que no se corresponden con el grado de confianza que la otra persona merecería, pues, a menudo, se trata de una perfecta desconocida que simplemente simula la proximidad.

En este tipo de casos, la persona seductora puede llegar a simular que se identifica plenamente con la persona seducida, en gustos, experiencias, lugares comunes, forma de ser, etc., todo lo cual es mera apariencia. Lo único que persigue es entrar en un terreno en el que poder saquear información confidencial a la otra parte, para, posteriormente, utilizarla para sus propios fines.

Otro ejemplo significativo en cuando a las incongruencias que se pueden dar entre los sentimientos verdaderos de distancia y el trato que dos personas se dispensen, lo constituyen las interacciones forzadas que se producen en determinadas fechas señaladas a lo largo del año.

Fechas navideñas, cumpleaños, vacaciones, etc., pueden ser un terreno abonado para que los sentimientos de desafecto acaben imponiéndose entre partes, que, si no estuvieran forzadas por las circunstancias, no accederían a intentar interacciones de gran proximidad entre ellas.

Cuando se fuerzan las distancias, de forma que se tratan de obviar o reprimir los sentimientos, debido a causas más fuertes que imponen proximidades indeseadas, tienden a emerger conflictos y manifestarse con más virulencia si cabe, que cuando las personas en oposición mantienen las distancias oportunas.

En el caso opuesto, en el que se producen alejamientos forzados, allí donde hay sentimientos de verdadera proximidad, emerge la nostalgia derivada de la interrupción de la coexistencia, lo cual también se intensifica en las fechas simbólicas estipuladas en el calendario.

2 Comments
  • Elena on 07/12/2015

    Muchas gracias Carlos

  • Ignacio Benito Martínez on 09/12/2015

    Apropiado tema este que tratas en este momento. Ya llega la Navidad, que se ha convertido en formalismos que hay que cumplir, situaciones forzadas, consumo excesivo, gasto innecesario… Desde luego, si alguien lee la biblia y ve alguna relación entre el cristianismo y las navidades actuales, que me lo explique.
    Por desgracia, hoy en día hay muchos compromisos por cumplir, sin saber realmente cuál es la razón por la que hay que hacerlo. Distancias interpersonales forzadas,se dan en estas fechas.

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