Blog de Carlos J. García

Los “nostálgicos” de Franco

La nostalgia se inicia en un deseo de regresar a una situación pasada, lo cual es imposible, o de volver a algún lugar muy distante al que no se puede volver, lo cual produce pena, melancolía y añoranza. Cuando la conciencia de la pérdida de algo muy valioso se activa en determinadas circunstancias comienza una fase de duelo con sus correspondientes etapas, no solo la de tristeza, sino también la de la ira.

Hoy mismo dicen por TVE que el gobierno trasladará el féretro del dictador Franco desde el Valle de los Caídos hasta El Pardo en helicóptero para evitar que los nostálgicos del régimen anterior bloqueen las carreteras o hagan algo parecido. Tal vez suponen que los nostálgicos están atravesando la fase de la ira habiendo pasado ya la de la pena.

Según esa noticia parece ser que el subconjunto de la población española que está contra ese movimiento del cadáver y que, además, lo paga con sus impuestos igual que aquellos a los que les agrada el mismo, viene sociológicamente definido por ser un grupo de nostálgicos, a pesar de que nadie haya estudiado el estado afectivo del conjunto de las personas, nostálgicas y no nostálgicas, que están en contra de ese acto.

La profanación no solo es un acto estéticamente repulsivo reconocido como tal en todas las culturas que en la historia han existido, sino que emplear la profanación como un medio más para alcanzar fines políticos, lo convierte en una grave violación ética y moral que destruye, aún más de lo que están, los límites de lo que se puede llegar a hacer en España en las repugnantes luchas por el poder que empezaron con el fallecimiento del Jefe del Estado cuyos restos van a volar previsiblemente por el aire. No solo se profana la tumba de una persona, sino que se transgrede la inviolabilidad de un espacio sagrado incumpliendo el tratado internacional con el Estado Vaticano.

La interminable serie de ignominias contra la población española que se llevan cometiendo desde que terminó la transición del régimen anterior al actual —que se puede fechar en la etapa transcurrida desde el confuso golpe de estado de 1981 hasta la llegada al gobierno de Felipe González PSOE) —, han alcanzado un pico espeluznante en estos mismos días que vivimos en una España que no sabemos si ya está muerta o solo está moribunda.

La sentencia dictada por el Tribunal Supremo sobre la demostrada ocurrencia del golpe de estado en Cataluña congruente con el delito de rebelión, calificada jurídicamente por el más alto tribunal del estado como sedición con la injerencia directa del poder ejecutivo de España en funciones, cuyo presidente es Pedro Sánchez (PSOE) y entregando a los culpables para el cumplimiento de sus penas de prisión a las instituciones catalanas gobernadas por separatistas, lo cual equivale a dejarles a todos en libertad en días, meses y en el mejor de los casos en un par de años, es una ignominia.

La sentencia dictada por otra sala de ese mismo Tribunal Supremo ordenando la exhumación del cadáver del Jefe del Estado anterior, Francisco Franco y obligando a su reinhumación en un cementerio elegido por el Gobierno de Pedro Sánchez, en contra de la voluntad unánime de su familia, sentencia que se argumenta entre otras razones en la Ley de Memoria Histórica implantada por José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) —y retocada por Sánchez con el fin de tratar de fundar legalmente dicha profanación—, cuyo fin político fundamental es imponer por ley un relato falso de la historia de España, en beneficio de su propio partido político y de otros afines a él, es una ignominia.

La semana de violencia callejera, tumultuaria y de extrema gravedad en Cataluña —que recuerda a la famosa semana trágica catalana—, con más de quinientos heridos entre los cuales la mitad han sido policías, uno de estos en estado muy grave, bajo el pretexto de protestar contra la sentencia antes mencionada del Tribunal Supremo al respecto del golpe de estado separatista, cuando ciertamente están celebrando la misma en privado, mientras el gobierno de Sánchez se niega a aplicar las leyes constitucionales previstas para esta clase de rebeliones, es una ignominia.

Las alianzas del PSOE con los separatismos vasco y catalán vienen de tiempos de la II República, lo mismo que sus alianzas con el comunismo militante bajo diferentes nombres de los partidos que lo profesan. En España se conocen dichas alianzas bajo la denominación Frente Popular que, por incongruente que parezca, yuxtapone, la pretendida igualdad universal del comunismo, al separatismo racista y privilegiado que desprecia a los trabajadores y a todos los españoles con orígenes diferentes al catalán y al vasco.

Esa mixtificación solo es posible entenderla bajo el denominador común del delito de odio a España como una gran nación unida y heredera de una cultura de origen católico.

Ahora bien, habiendo perdido lo único que parecía más o menos legítimo del comunismo, como era propugnar una cierta idea difusa de igualdad, lo que parece quedar en pie es ese denominador común del odio a España sin condiciones ideológicas de ningún tipo: hacerse con el poder necesario y suficiente para conseguir destruirla.

Casi consiguieron su destrucción tratando de convertirla en una más de las repúblicas de la URSS de Stalin que es, sencillamente, lo que causó la guerra civil de 1936, aunque falazmente atribuyan al General Francisco Franco el haberla causado. Como militar cumplió con su deber de defender a la nación española contra sus enemigos exteriores e interiores y como Presidente de facto y por aclamación de la mayoría de los españoles de aquella época, con el deber de seguir protegiéndola desde la Jefatura del Estado, evitando devolver el poder a los partidos que siguieron tratando de acabar con ella, los cuales, como se sigue constatando en la actualidad, continúan en idéntica conspiración pasados ochenta años de aquello, a pesar de que participaron en la redacción, aceptaron y suscribieron la Constitución Española de 1978, que se supone cerraba las posibles heridas que pudieran quedar pendientes en los exiliados, ya que dentro de España no quedaba ninguna.

Lo cierto es que el único argumento esgrimido por el presidente en funciones del PSOE para la profanación de los restos mortales de Francisco Franco es que fue un “dictador” haciendo uso de la operación de propaganda que consiste en manipular a la población por medio de etiquetas vacías de contenido pero con valoraciones extremas, ya sean negativas en este caso, como positivas en otros, como por ejemplo la de progresismo.

A dicho estadista se le pone la etiqueta de “dictador” y ya queda denigrado como único argumento para profanar su tumba.

A mucha gente de las nuevas generaciones se le ha ocultado que Franco propuso varios referéndums para la aprobación de diversas leyes orgánicas incluyendo la ley de sucesión, por la que a su muerte España volvería a ser una monarquía, tal como ocurrió en el año 1975.

Pero es que los resultados de todos los referéndums que efectuó fueron aprobados por mayorías inmensas de la población española, gran parte de las cuales, como ocurre siempre, ni siquiera habría leído los textos de las mismas. Dicho en otros términos, respaldaban a su Jefe del Estado y confiaban en él en su inmensa mayoría.

Se desprende que si Franco hubiera querido ser proclamado rey, presidente de la nación o lo que hubiera querido, habría tenido el respaldo democrático de toda la nación con total seguridad. En ese caso, ya no sería “el dictador”, lo cual nos llevaría a la siguiente pregunta: ¿Qué pretexto esgrimiría el actual gobierno del PSOE para la profanación de su tumba si ya no hubiera podido referirse a él con dicha etiqueta?

Franco no tuvo ni tiempo ni interés en estar a ese tipo de cosas. Sabía que su gobierno era interino en una fase de transición, desde Alfonso XIII (que huyó de España por la amenaza que suponía para él el mismo frente popular) a su sucesor legítimo como fue el rey, ahora emérito, Juan Carlos I, que fue seleccionado por el propio Franco de entre los posibles candidatos legítimos, rey que promovió el actual régimen democrático.

Lo cierto es que la historia de España desde el año 1934 en que se produjo el primer golpe de la izquierda contra la república —que fue sofocado por el propio general de la República, Francisco Franco—, describe una trayectoria muy clara.

Se trata de una curva parabólica similar a la del lanzamiento de una jabalina, de una piedra o de cualquier otro objeto, que se lanza hacia el cielo, recorre una parábola y acaba cayendo a una cierta distancia del lanzador.

Franco asumió la responsabilidad de hacerse cargo de una España destrozada, atrasada, hambrienta y sin futuro. La salvó de caer bajo Stalin en una guerra que ganó a pesar de todos los pronósticos que hizo la izquierda y concluida la guerra civil empezó una reconstrucción que parecía imposible a causa de los obstáculos que impusieron a España las potencias occidentales. ¿Su pecado? Haber sido neutral en la II Guerra Mundial iniciada justo después de terminar la guerra civil española, en un modo de neutralidad muy difícil frente a las continuas presiones de Hitler para que se sumara a su bando.

El punto de origen de la curva parabólica no podía ser más bajo pero, con la sabiduría de aquel gobierno y el tesón de la población española, creció en todo lo bueno y decreció en todo lo malo, lo cual duró aproximadamente hasta 1980.

Franco murió en el punto más feliz en que durante siglos se había encontrado la población española. Todo funcionaba bien sin apenas costes, impuestos ni legislaciones absurdas. Dejó a una nación unida, próspera, feliz, con futuro y, además, con una incuestionable soberanía nacional. Es cierto que no había libertad política, lo cual, visto lo visto, era una bendición, pero las libertades individuales no podían ser mayores y el funcionamiento de la justicia ordinaria, aunque prácticamente innecesaria, era justa e independiente.

Pero ahí terminó la parte ascendente de la parábola y la jabalina empezó a precipitarse al suelo, plano en el cual estamos en la actualidad.

España ha vivido en buena medida de las rentas que dejó aquel denostado régimen, que alcanzó la posición de octava potencia industrial del mundo, pero aquellas rentas se han ido dilapidando con el paso de los años y la situación actual recuerda mucho a la que precedió a aquella horrible guerra civil, si bien con una deuda pública de un billón de euros que prácticamente elimina la soberanía nacional y que previsiblemente nunca se podrá devolver.

Por otra parte, viene a coincidir el momento actual con una declaración de la UE por la que condena el comunismo a instancias de las naciones europeas que fueron convertidas en repúblicas bajo la tiranía de la URSS.

Ahora bien, dicha declaración también condena el fascismo, término del cual hay que precisar mucho, ya que dicho término se emplea por la izquierda para calificar a todo el que no comulgue con su ideología.

El fascismo, al igual que el nazismo, salieron de los partidos socialistas de Italia y de Alemania respectivamente y sirvieron poco más que para dañar gravemente a dichas naciones y participar en la catastrófica II guerra mundial.

Franco, por el contrario, se formó en la España católica de derechas y, siendo general, fundó la academia militar para la formación de mandos militares de Zaragoza, de acuerdo con el entonces rey Alfonso XIII. Sirvió con lealtad a la II República, intervino con enorme brillantez en las guerras de Marruecos y consiguió no poner al ejército español al servicio, ni de Hitler ni de Mussolini. Ni siquiera militó en partido político alguno ya fuera fascista o no fascista. En definitiva fue un soldado católico al servicio de su patria desde que se formó como militar hasta su muerte ocurrida entre un cuarto trastero de su modesta residencia de El Pardo y una habitación del hospital público de La Paz que él mismo había ordenado edificar como tantas otras obras de aquella época. Franco no fue fascista.

Ahora bien, si se le llama fascista por haber combatido al comunismo soviético, tanto en España como con el envío de la división azul de voluntarios a la URSS para combatir a Stalin durante la II Guerra Mundial, dicho término requiere una exhaustiva desambiguación por parte del comité de la UE que haya efectuado dicha declaración, para dejar claro como el agua que Franco no está implícitamente incluido en ese documento y mucho más: antes que quienes ahora condenan el comunismo, Franco lo combatió con mayor éxito que nadie por lo que debería recibir honores póstumos de la propia UE.

Franco fue honrado por De Gaulle y por Eisenhower, presidentes que combatieron el comunismo soviético, recibió condecoraciones militares de la nación francesa, a su muerte fue reconocido en la ONU con un minuto de silencio de los representantes de todas o casi todas las naciones del mundo y durante su mandato fue visitado y admirado por muchísimas autoridades y personajes famosos de todo el mundo.

Hubo colas de cientos de miles de españoles para darle un último adiós en su capilla ardiente… y ahora, en la profanación de sus restos el gobierno del PSOE ni siquiera permite a la familia cubrir su féretro con la  bandera de España con la que se le dio sepultura y, ni tan siquiera, que sea la familia la que elija el lugar de la reinhumación.

El hecho de que algún estúpido redactor de TVE que cobra dinero público o algún otro designado por Sánchez, haya inventado que el gobierno trasladará los restos en un helicóptero, debido a que el recorrido en coche podría ser dificultado por nostálgicos del régimen anterior, como si de unos enfermos mentales se tratara, es otra más de las innumerables ignominias que la población española que ama a España ha tenido que padecer, con especial intensidad desde que un tal Zapatero llegó al poder en 2004 tras el mayor atentado terrorista de la historia de España, el cual le benefició electoralmente para acceder al cargo, en contra de todas las previsiones, y cuyos autores intelectuales, por asombroso que parezca, siguen sin conocerse.

Lo más gracioso de todo esto es que la gran mayoría de españoles que vivimos en la época de Franco no éramos franquistas porque no sabíamos lo que teníamos pero, ahora que lo sabemos gracias a los gobiernos socialistas, nos estamos convirtiendo. Franco, como El Cid Campeador, sigue ganando batallas para España después de muerto, enterrado, desenterrado y el próximo jueves, vuelto a enterrar.

Con mi afecto, respeto, condolencias a la familia y mi profundo deseo de que, por fin, le dejen descansar en paz.

6 Comments
  • Francisco on 22/10/2019

    Que artículo tan grandioso, real y auténtico has escrito. He llegado a emocionarme. Gracias

  • Rafael Lopez-Trejo on 22/10/2019

    Una gran pena lo que se está haciendo con el mejor general que ha tenido España.La verdad que como usted termina el escrito.Ahora más que nunca soy Franquista y no lo sabía cuándo lo teníamos.

  • María on 22/10/2019

    Muchas gracias por el artículo Carlos. El bombardeo de información falsa y manipulada es tan grande que agradececo mucho leer tus palabras. La propaganda anti franquista se extiende como una mancha de aceite, y llevamos oyendola tanto tiempo, por tantos medios distintos, que al final acaba haciéndome dudar y sin darme cuenta voy tolerando un poquito más, un poquito más…. y tú articulo me recuerda que tengo que leer, informarme más, desarrollar una opinión propia y no dejar que las personas que quieren imponer su opinión me intimiden por pensar distinto.
    Saludos. María

  • Luis Jimenez Herrero on 22/10/2019

    Gran articulo.Con todo esto de la profanación del Generalísimo se constata que estamos avanzando hacia una dictadura marxista.Un nuevo Frente Popular avanza y esta vez nadie saldrá a frenarlo.

  • Nacho on 26/10/2019

    Hola Carlos.Suscribo el atinadisimo comentario de María. Que me aplico a mí mismo.
    Como decías en una respuesta a un comentario de tu artículo anterior, no es siempre fácil distinguir la verdad entre dos versiones enfrentadas. Apelas a la ‘experiencia’ que yo definiria como un modelo consistente de creencias, basado en un amplio conocimiento de la realidad, en el que la verdad siempre encaja y la mentira no.
    Me han recomendado el libro ‘1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular’ de Roberto Villa Garcia, porque no se basa en opiniones y testimonios de terceros, sino en una extensa base de documentos originales de la época hasta no hace mucho ocultos. Yo aún no lo he leído.
    En todo caso esto parece una táctica más de enfrentamiento de sociedades con identidades culturales comunes. Muchas gracias por compartir tus reflexiones. Un abrazo

  • Ignacio Benito Martínez on 27/10/2019

    ¡Buen artículo! ¡Se me ocurren tantas cosas que llenaría unos cuantos folios!
    A mi nunca me ha dado por estudiar la historia de la guerra civil ni por preocuparme por ella, pero viendo el interés que tiene un profanador de tumbas (parece ser que quiere seguir…siendo esto un hecho repugante, que solo puede cometer una persona sin escrúpulos), me estoy interesando por ella. De gran interés es todo lo que sucedió previamente al levantamiento militar de 1936 (asesinatos de curas, intelectuales de derechas… impactante cuando menos).
    La historia del PSOE no es que sea una historia muy respetuosa con los que piensan diferente a ellos, es decir, no es una historia muy democrática que digamos. Han usado y usan todo tipo de violencia física y verbal sin ningún tipo de escrúpulos. Últimamente les ha dado nada menos que por controlar todos los medios de comunicación y ponerlos a su servicio, aproximadamente el 95%. Están en contacto con líderes políticos de otros países, para seguir impulsando políticas «progresistas» que sigan haciendo que entre el 1% de gente como ella, que engaña y manipula constantemente, tengan más riqueza que entre el 99% restante. A la vista de esto está la perdida de poder adquisitivo de los españoles en los últimos 40 años…
    No sé si es un resentido del 36, o un «progresista» que intenta llevarnos a 1984 (novela de George Orwell que habla de una sociedad distópica). En dicha novela se explica como el «Gran Hermano» logra que todo el mundo piense como éste quiere (es decir, manejar sus mentes, ni más ni menos), desprestigiando los modelos de gobierno previos al suyo. Otra cosa que usan constantemente es ir de gente superior moralmente.
    Más cercano a una película de vampiros o de satanás, que a una democracia, están todos estos sucesos.
    Pero no solo es el pensamiento de una persona, son muchas que defienden las mismas ideas anti-todo lo bueno.
    Espero que en las próximas elecciones, la opción política más alejada del PSOE, sea la que gobierne ¡Qué pena no pueda echar dos votos a las urnas, como han echo ellos en más de una ocasión!

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